<< Derrota sin paliativos ante el que parece que será uno de los gallitos de la categoría. Superados en cada duelo y en cada parte del campo, la Burdeos no tuvo su día y acabó siendo ampliamente goleada >>
Esta no va a ser una crónica al uso. No vamos a hacer la cronología de un partido que apenas tuvo historia y que podemos resumir en unas pocas palabras: el Vallecas C.F., mucho más hecho, intenso y físico, no dio opción alguna a un Independiente en cuadro al que no le salió nada y que perdió todos los duelos.
En cambio, lo que sí que va a ser esta crónica es una enumeración de 9 motivos para levantarse y seguir luchando:
El primero de ellos es que esto es una carrera de fondo. Que, pese a lo amplio del resultado, solo se perdieron 3 puntos y que la primera ocasión de resarcirse llega ya el próximo domingo.

El segundo es que este grupo tiene orgullo y carácter, que la derrota escoció y no le fue indiferente a ninguno de los jugadores y que les hará aprender a competir y a mejorar, a elevar el nivel de autoexigencia para que cosas como las del pasado domingo no vuelvan a suceder. Porque, a pesar de lo abultado del marcador, los chicos de Independiente no bajaron los brazos y siguieron tratando de competir hasta el minuto 90.

El tercero es el gran grupo humano que se está formando en los vestuarios del Wilfred. Ya sean curtidos veteranos o jóvenes debutantes, de Vallecas o de cualquier rincón del mundo, están creando un grupo excelente, en el que todos pueden aprender algo de quien tienen al lado, lo que hace que la confianza en ellos no se venga abajo ni con un golpe tan duro como el que se recibió en Nuestra Señora de La Torre.

El cuarto, y no es poca cosa, es el fútbol que tienen en sus botas. Todavía a cuentagotas, y faltando por hacerlo más fluido e interconectado entre sus líneas, la Burdeos está demostrando que puede y sabe jugar bien al fútbol. Y, cuando lo hace, se ve que los jugadores se divierten, disfrutan y hacen sufrir a los rivales.

El quinto está estrechamente relacionado con el anterior. Y es que, sí, tienen mucho fútbol, pero lo mejor de todo es que tienen aún mucho margen de mejora para colocar el techo de su nivel muy por encima de donde se encuentra en la actualidad, tanto a nivel individual como colectivamente.

El sexto, de nuevo en la misma línea, es que hay total confianza en el trabajo de un cuerpo técnico que está haciendo lo posible por ensamblar un equipo con cerca del 50% de caras nuevas y del que su mejor versión está aún por llegar.

El séptimo es que aún faltan fichajes por debutar. Por desgracia, ni la burocracia administrativa ni las lesiones tienen en cuenta el calendario competitivo. Las caras nuevas dotarán a Independiente de versatilidad, refuerzos en posiciones clave y, no menos importante, fondo de armario para que no ocurra como el domingo, cuando la convocatoria se completó a duras penas con 13 jugadores.

El octavo es la gente que apoya al equipo, siempre con mayor o menor presencia en las gradas, siempre con ánimos desde la distancia. Esa gente que nunca falla, ni en las buenas, ni en las malas… ni en las muy malas, como la de este domingo.

El noveno y último de esta crónica (aunque habría muchísimos más) es el siguiente: Independiente de Vallecas es mucho más que ganar o perder tres puntos. Porque ni jugadores, ni técnicos ni aficionados tenemos que olvidar que este proyecto está por encima de todo esto. Porque, con nuestras señas de identidad, los traspiés los superamos juntos y, cuando llegue la victoria, la saborearemos como se merece.

La primera oportunidad la tendremos este mismo domingo ante el Atlético Vallecas a las 15:00 en el Wilfred Agbonavare. Es tiempo de lamerse las heridas y volver a competir. Se puede vencer o caer derrotado, pero, para apoyar a este club, nos sobran los motivos.
La Burdeos formó con Javi Moz, Fran (Chuse, min. 46), Juan, Carlos, Emilio, Abdoulaye, Álvaro, Asier (Ángel, min. 46), Xavi, Isma, Dyermeson.